
Si me hablan de un grupo de guatones, colorines y pelucones, lo primero que se me puede ocurrir es que me están hablando de alumnos de colegio, donde cada cual cuenta con una de estas características. Ahora, si llevamos esta situación a nuestra sabrosa fauna política el tema se confirma, debido a que las peleas, discusiones y amenazas de cambio de “colegio” son habituales.
Según estudios sicológicos y psicopedagógicos, entre los 12 y 15 años, se produce una etapa denominada la pandilla, en la cual el entorno de los menores es en grupo, no realizan ninguna acción solos, por lo que las vicisitudes de sus cortas vidas suelen pasar junto a los compadres.
Ahondando un poco más el tema, en la actual Democracia Cristiana encontramos variadas coincidencias con lo anteriormente expuesto. De partida la palabra “compadres” es una institución….”Nooo Michelle si yo tengo un ministro que será el reflejo del transporte…”, sin embargo, el Espejo ya se rompió…..”No te preocupes Michelle, en el partido hay una licenciada en filosofía experta en deportes”….y resulta que la experta recién está terminando el libro de pensamientos filosóficos de Carla Ochoa.
Segundo, trabajan en grupo y siempre mirando feo al de al lado. La pandilla de los colorines se sienta en el lado derecho de la sala, bien lejos de la silla del profesor. Nunca estuvo de acuerdo con la nueva directora del colegio, y además desde que perdieron la presidencia de curso amenazan con cambiarse a la clase de al lado.
La pandilla de los guatones ahora manda, tienen a la presidenta de curso quien pololea con un antiguo líder que solía enfrentarse a los colorines, mas encima dicha dirigente le impone cargos a la directora, pero el último nombre propuesto para el convulsionado departamento de educación física pensaba que la escuelita de los de abajo había obtenido excelencia académica en el Simce.
Sin embargo, durante los últimos días este curso ha sufrido algunas transformaciones, las cuales no les son ajenas, puesto que sus apoderados suelen pulular entre diversas corrientes, ya sea apoyando al general, ¡perdón!, escuchando al general, el cantante panameño, o sino cantando el himno de “la alegría ya viene”.
En todo caso el último cambio que se les ocurrió viene de otro curso, pero de otro con el que son amigos, de hecho comparten el electivo del humanismo cristiano (¿alguien me puede definir el humanismo cristiano?), donde “Tatán”, aparece como el niñito que ya tiene auto y playstation 3, cuestión que a los colorines les seduce al momento de ir a jugar a su casa.
Sole, presidenta del curso no se ha quedado atrás, dicen que se le ha visto comiendo super 8 en el casino con el Tatán, situación que sus compañeros guatones no han apreciado con muy buenos ojos, ya que lo siguen tomando como el principal opositor de la directora.
Complicada situación, los colegios están cada vez más difíciles de manejar, más aún este curso que por esencia es indefinido, confuso e indeterminado. Incluso citando a un viejo zorro: “Cuando estoy conversando frente a un marxista lininista se con que barbaridad me va salir, pero cuando tengo a un decé en enfrente no sé con que me puedo enfrentar….” ¿Queda más o menos claro o no?
Según estudios sicológicos y psicopedagógicos, entre los 12 y 15 años, se produce una etapa denominada la pandilla, en la cual el entorno de los menores es en grupo, no realizan ninguna acción solos, por lo que las vicisitudes de sus cortas vidas suelen pasar junto a los compadres.
Ahondando un poco más el tema, en la actual Democracia Cristiana encontramos variadas coincidencias con lo anteriormente expuesto. De partida la palabra “compadres” es una institución….”Nooo Michelle si yo tengo un ministro que será el reflejo del transporte…”, sin embargo, el Espejo ya se rompió…..”No te preocupes Michelle, en el partido hay una licenciada en filosofía experta en deportes”….y resulta que la experta recién está terminando el libro de pensamientos filosóficos de Carla Ochoa.
Segundo, trabajan en grupo y siempre mirando feo al de al lado. La pandilla de los colorines se sienta en el lado derecho de la sala, bien lejos de la silla del profesor. Nunca estuvo de acuerdo con la nueva directora del colegio, y además desde que perdieron la presidencia de curso amenazan con cambiarse a la clase de al lado.
La pandilla de los guatones ahora manda, tienen a la presidenta de curso quien pololea con un antiguo líder que solía enfrentarse a los colorines, mas encima dicha dirigente le impone cargos a la directora, pero el último nombre propuesto para el convulsionado departamento de educación física pensaba que la escuelita de los de abajo había obtenido excelencia académica en el Simce.
Sin embargo, durante los últimos días este curso ha sufrido algunas transformaciones, las cuales no les son ajenas, puesto que sus apoderados suelen pulular entre diversas corrientes, ya sea apoyando al general, ¡perdón!, escuchando al general, el cantante panameño, o sino cantando el himno de “la alegría ya viene”.
En todo caso el último cambio que se les ocurrió viene de otro curso, pero de otro con el que son amigos, de hecho comparten el electivo del humanismo cristiano (¿alguien me puede definir el humanismo cristiano?), donde “Tatán”, aparece como el niñito que ya tiene auto y playstation 3, cuestión que a los colorines les seduce al momento de ir a jugar a su casa.
Sole, presidenta del curso no se ha quedado atrás, dicen que se le ha visto comiendo super 8 en el casino con el Tatán, situación que sus compañeros guatones no han apreciado con muy buenos ojos, ya que lo siguen tomando como el principal opositor de la directora.
Complicada situación, los colegios están cada vez más difíciles de manejar, más aún este curso que por esencia es indefinido, confuso e indeterminado. Incluso citando a un viejo zorro: “Cuando estoy conversando frente a un marxista lininista se con que barbaridad me va salir, pero cuando tengo a un decé en enfrente no sé con que me puedo enfrentar….” ¿Queda más o menos claro o no?
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